Nuevos materiales para la industria de la alimentación
La industria del packaging está desarrollando nuevas e interesantes soluciones para los fabricantes de productos alimentarios.
Soluciones que buscan aumentar la vida útil del producto y al mismo tiempo garantizar su conservación, calidad y seguridad. Con nuevos materiales y diseños más sostenibles y reutilizables que permitan reducir el despilfarro de comida y la generación de residuos.
Es un reto que responde también a las nuevas demandas de los consumidores actuales que, muy sensibilizados en la preservación del medio ambiente, buscan los productos de marcas comprometidas con el valor de la sostenibilidad.
Índice de contenidos
- Máxima innovación en materiales
- Nuevas tendencias en el packaging alimentario
- Materiales usados tradicionalmente en la alimentación
- Los retos de Macsa ID en el nuevo packaging alimentario
Máxima innovación en materiales
Los materiales que se usan en la fabricación de los envases destinados a la industria de la alimentación, han de conciliar en la actualidad las exigencias derivadas de la seguridad alimentaria con las derivadas por la aplicación de criterios de sostenibilidad.
Desde esa perspectiva, están lanzándose al mercado diferentes alternativas de materiales para envases, que buscan adecuarse a estos nuevos requisitos de la industria alimentaria. Es el caso, por ejemplo, de los envases activos, las películas comestibles y los bioplásticos.
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Según la definición del centro tecnológico Ainia, “los envases activos son sistemas de envasado que desempeñan una función específica adicional a la de constituir una barrera física entre el producto que contienen y el exterior, pasan a ejercer un papel activo en el mantenimiento o incluso mejora de la calidad del alimento envasado. Entre sus características, se destaca su capacidad para alargar la vida útil del alimento envasado, aumentando la duración del producto. Además, mantienen las propiedades sensoriales y nutricionales del alimento y contribuyen a la facilidad de uso y comodidad de utilización por parte del consumidor”.
Por su parte, las películas comestibles están constituidas por una capa finísima de un material polímero comestible que permite el recubrimiento de frutas, vegetales y otros alimentos, retrasando su descomposición y mejorando tanto su color como su apariencia estética. Algunas de las sustancias más usadas como películas comestibles son la gelatina, el quitosano, el gluten de trigo o la proteína de maíz.
Finalmente, los bioplásticos o plásticos vegetales son polímeros naturales 100% biodegradables, que se producen en la naturaleza durante el proceso de la biosíntesis. Su desarrollo es producto de la necesidad de encontrar un material alternativo al plástico, pero con características similares y que provenga de fuentes no contaminantes.
Un ejemplo son los poliésteres conocidos como polihidroxialcanoato (PHA), producidos mediante fermentación de una materia prima vegetal con ciertas cepas de bacterias.
Entre otras, las ventajas de los bioplásticos son las siguientes:
- No son tóxicos para los seres humanos
- No contienen aditivos perjudiciales para la salud
- No modifican el sabor y el aroma de los alimentos contenidos
- No contaminan los entornos naturales
- Ayudan en la preservación del medio ambiente
- Son fáciles de desechar y se degradan rápidamente
- Contribuyen a alargar el ciclo de vida
- Se producen a partir de materias primas renovables
- Consumen menos energía en su fabricación
- Disminuyen las emisiones de CO2 y reducen la huella de carbono
Nuevas tendencias en el packaging alimentario
A las demandas sostenibles de los actuales consumidores hay que sumar también los cambios legislativos para entender la evolución de las tendencias en el sector de la alimentación. Porque dada su naturaleza, las normativas y reglamentos alimentarios son mucho más estrictos que los existentes en otros sectores de actividad industrial, por sus exigencias para garantizar la seguridad y salud del consumidor.
Numerosos han sido los organismos que, a nivel internacional, han ido adoptando normas y reglamentos en relación con las nuevas características de los envases alimentarios. Desde la FDA de Estados Unidos o instituciones supraestatales como la Unión Europea, MERCOSUR (América del Sur), ASEAN (Asia), COMESA (África) o entidades cualificadas como la International Organization for Standarization (ISO), la Global Environmental Management Initiative (GEMI) o la International Commission on Microbiological Specifications for Foods (ICMSF).
En ese contexto internacional, el uso de materiales de envases que favorecen la reciclabilidad es ya una primera tendencia a considerar, dado que se están lanzando al mercado envases fabricados con monomateriales 100%, apoyándose en distintas tecnologías como la laminación o el uso de la biorientación en su proceso de transformación.
Otras tendencias que se están proyectando con fuerza en el packaging alimentario es la disminución del peso del material empleado, el uso del papel y cartón como materiales alternativos, la introducción del reciclado químico y la utilización de materiales compostables.
En el caso de la disminución del peso del material empleado existe tanto un componente económico como medioambiental, y por ello se están introduciendo con fuerza los denominados “bag in box” o cajas con una bolsa plástica que permite la dosificación del producto. Según el nuevo RD, se prevé una reducción de peso de los residuos de envases producidos del 13% en 2025 y del 15% en 2030 frente a los generados en 2010 y conseguir que todos los envases sean 100% reciclables para 2030 y, si es posible, también reutilizables.
En el envase de alimentos, el papel y cartón siempre han estado presentes, pero se están convirtiendo en otra alternativa al uso de laminados plásticos con soluciones que incorporan dispersiones acuosas que no alteran su reciclabilidad.
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Por lo que se refiere a la introducción del reciclado químico en el sector de alimentación, Ainia señala la existencia de procesos autorizados para el reciclado del PET y su incorporación como material apto para el contacto con alimento.
Y, aunque a un paso más lento de lo previsible, el material compostable también está entrando poco a poco en los lineales de los supermercados. Según los investigadores de Ainia, las principales aplicaciones son el menaje (vasos, cubiertos, platos etc.), así como las cápsulas de café, bolsas para el envasado de frutas y verduras, y bolsas para residuos orgánicos.
Otras tendencias apuntan a una mayor utilización de materiales de base biológica para envases como son los materiales biobasados. En el caso de la alimentación, un polimérico biodegradable que posee un alto rendimiento y alta densidad es el ácido poliláctico (PLA).
Igualmente destaca un polímero orgánico como la lignina que, en la producción de envases, aumenta las propiedades de barrera de los productos terminados. Se está empezando a usar para producir bolsas, películas de embalaje y recubrimientos.
Otros materiales biobasados que empiezan a tener protagonismo en el sector son el almidón, la caliza (roca sedimentaria) y el tereftalato de biopolietileno (Bio-PET).
Materiales usados tradicionalmente en la alimentación
El tereftalato de biopolietileno (Bio-PET) emite menos carbono y es más adecuado para el reciclaje que el polietileno tereftalato (PET). Este plástico liviano, semirígido o rígido, es el que se ha estado utilizando habitualmente en el env